En el blog que apunto con el dedo hay otra tortilla igual de sabrosona.

sábado, 10 de abril de 2010

MORAL DE INTERROGACIONES (5): MORAL CERRADA Y ABIERTA

Escrito por: Juan Masiá Clavel [blogger] el 26 Mar 2010 - URL Permanente
(Se reproduce en los blogs anteriores, en éste y en los siguientes, una antología de textos del libro de Juan Masiá, Moral de interrogaciones, de. PPC, Madrid 1998.En carta reciente del Director de PPC al autor, el 23 de febrero de 2010, se comunica que la edición de este libro está agotada y descatalogada. “Nos vemos, dice, en la necesidad de declarar obsoleto este libro, del cual ya no tenemos existencias y no vamos a reimprimir”. Ante las reiteradas peticiones de lectores y lectoras que han tenido que recurrir a librerías de viejo en Buenos Aires, México y Sevilla para adquirirlo, el autor ha optado por publicar esta antología en el blog, para poner el texto gratuitamente al alcance de quienes todavía lo consideren relevante. Es oportuno notar que el libro fue publicado con los debidos permisos eclesiásticos y el nihil obstat obtenido a través de los superiores religiosos del autor).
Parte Primera
MORAL EXPLORADORA
1. Encrucijadas de discernimiento
2. Retrospección y prospección: el arte de preguntar
3. La sana perplejidad
4. ¿Renovar o recrear?
5. Tareas, estilos, menús y herramientas
6. Tres décadas a vista de pájaro
Fueron los alumnos quienes sugirieron el título de este párrafo. Quedaba ya lejos la época en que los trabajos escolares se escribían a mano o se mecanografiaban. Mis apuntes aún estaban redactados con un procesador lento, mientras que el alumnado ya manejaba la versión reciente. Mientras corregían mis erratas, me explicaban pacientemente el manejo de los diversos menús y herramientas del ordenador para acoplar los estilos a las correspondientes tareas. Y de ahí surgió la metáfora. ¿Qué tareas tiene ante sí la moral teológica hoy? ¿Cómo hacer compatibles dos estilos muy opuestos de entender la moral y de ponerla en práctica? ¿Podríamos identificar los menús principales en medio del repertorio amplio que ofrecen los textos universitarios de esta disciplina? Y, a la hora de poner en práctica el arte difícil del discernimiento moral ¿con qué herramientas contamos para llevarlo a cabo?
En el capítulo segundo trataré las tareas urgentes para que la Moral de hoy, sin renunciar a lo mejor de la de ayer, pueda ser una moral del mañana. No son tareas nuevas. Se remontan a problemáticas comunes en distintas épocas de la historia del cristianismo; pero hoy revisten unas dificultades peculiares, derivadas de situaciones inéditas hasta ahora. El Concilio Vaticano II recomendó que la teología moral católica se renovase de acuerdo con su auténtica tradición y teniendo en cuenta las necesidades de la época. Con el fin de implementar esta recomendación del Concilio, los teólogos moralistas se han esforzado en estos treinta años por renovar la moral, incorporando estudios bíblicos, históricos, ciencias sociales y ciencias de la vida, así como dialogando con el pensamiento y mentalidad actuales. Es una tarea de integración difícil, en la que podemos distinguir siete bloques de problemática.
a) ¿Cómo hacer que la teología moral católica se base más auténticamente en actitudes evangélicas y fundamentación bíblica?1

b) ¿Cómo elaborar una moralidad que capacite a los creyentes para vivir su vida cotidiana como cristianos en un ambiente no cristiano?
c) ¿Cómo superar los enfoques individualistas y aprovechar para la teología moral la ayuda mutua dentro de la comunidad cristiana? ¿ Cómo situar en este contexto el papel orientador de los responsables de guiar a la comunidad? ¿Cómo entender el papel de la enseñanza de la iglesia dentro de la moral católica, de manera que sea auténticamente pastoral el estilo de sus actuaciones docentes, terapéuticas y administrativas?2

d) ¿Cómo elaborar normas y principios de moralidad comprensibles, e incluso aceptables, por quienes piensan honradamente, pero no comparten nuestra cosmovisión cristiana?3

e) ¿Cómo presentar de una manera adulta la enseñanza sobre la conciencia, de manera que se fomente al mismo tiempo la responsabilidad subjetiva y la preocupación por la objetividad de la moralidad?4

f) ¿Cómo integrar, tanto a nivel personal como comunitario, los fallos y logros del pasado dentro de un proceso de continuo crecimiento y conversión?
g) ¿Cómo incorporar, asumir y confrontar el reto que viene de los nuevos datos científicos y de la inminencia de un futuro que ya nos cuestiona antes de haber llegado?
A continuación, en el capítulo tercero, resumiré la propuesta de una moral interrogativa, situándola en el contraste entre dos estilos y metodologías, no incompatibles, pero sí bastante divergentes: la moral de diálogo y la moral de recetas. Hay dos estilos de metodología moral contrastantes entre sí. Uno es el estilo de la moral de los libros de texto, centrada en determinados enfoques de la práctica de la confesión. Otro es el estilo de búsqueda de una moralidad concreta para cristianos que viven en medio de una sociedad secularizada. Dicho de otra manera, el estilo de una moral desencarnada y de principios abstractos frente al estilo de una moral que se reconoce condicionada culturalmente en su percepción de los valores. Reconociendo que estas formulaciones, un tanto estereotipadas, parecerán extremistas y dicotomizantes, las mantengo por el convencimiento de que, en estos últimos años, el empeño por ser equilibrados quita garra a esta problemática. Creo que es preferible reconocer claramente las diferencias. Espero que estas oposiciones contrastantes ayuden a caracterizar (aun a riesgo de caricaturizar) ambos estilos de moral respectivamente:
a) moral autónoma del crecimiento auténtico
b) moral heterónoma de mandamientos
a) moral dinámica de la felicidad
b) moral estática del deber y la obligación
a) moral centrada en actitudes básicas ante valores fundamentales, buscando siempre la realización auténtica de nuestras aspiraciones más genuinas, moral no prefabricada sino en camino, haciéndose mientras avanza, inductiva, prospectiva, dialogante, dando orientaciones como marco para la creatividad...
b) normas, reglas y principios aplicados a casos particulares, sin flexibilidad, sin margen de ambigüedad, sin riesgo; moral prefabricada, deductiva, autoritaria, sólo retrospectiva, atada por normas y sin dejar lugar para la creatividad...
Esto supuesto, ¿cuál es en este contexto la moral de actitud interrogante? La que se centra en la pregunta sobre cómo ser genuinamente humano y cree que ésta es más importante que las preguntas acerca de qué hacer o qué no hacer. La pregunta acerca de la verdadera felicidad es más importante que las preguntas acerca de lo prohibido y lo permitido. La pregunta acerca de qué clase de persona ser o cómo crecer genuinamente como persona es más importante que las preguntas acerca de cómo resolver dilemas morales concretos. También la pregunta acerca de cómo entender a la persona humana o educarla y orientarla, cómo ayudarla a crecer, es más importante que las preguntas sobre vicios y virtudes.
No parece que haya prevalecido esta postura en la historia de la moral católica. Más bien conocemos como puntos débiles en la teología católica: a) demasiadas respuestas claras a preguntas complejas, b) demasiadas respuestas difíciles a preguntas sin importancia, y c) demasiadas preguntas sin sentido.
Hay un contraste fuerte entre las actitudes subyacentes a las dos metodologías diversas que acabo de citar: la de la moral prefabricada y la de la moral creativa. Se pueden caracterizar así:
a) La moral creativa está siempre en actitud de búsqueda; en parte ha encontrado, pero es consciente de no acabar de encontrar del todo; por eso va en busca de una moral que se va haciendo, siempre en camino.
b) La moral prefabricada aplica una moral ya hecha, de medidas fijas, como un producto en serie. Es el estilo que se ha visto durante muchos años en los libros de texto católicos.
a) La primera, más que los principios o normas, acentúa los valores básicos, así como nuestras convicciones y actitudes hacia ellos. Con mirada prospectiva y actitud de búsqueda, carga más el acento en lo interrogativo que en lo imperativo. Analiza las circunstancias de cada situación, tiene en cuenta tanto los datos concretos como el aspecto científico de los problemas morales. No rechaza las normas y principios, pero los integra en el proceso de decisión moral, entendiéndolos como parte de la ayuda que nos viene de los demás, ya que en ellos ha cristalizado lo que la experiencia de otros seres humanos o la sedimentación secular de sus tradiciones filosóficas o religiosas han hallado que era razonable. Con esa ayuda corregimos y enriquecemos nuestros criterios de juicio moral.
b) La segunda, de un modo deductivo, y presuntamente "racional", deriva normas y aplica principios casi automáticamente. Curiosamente, esta manera de pensar en moral ( tan "racional" ) va a veces acompañada de algo tan poco racional como la dependencia del autoritarismo que brota de una concepción estrecha acerca del papel de la enseñanza de la iglesia en cuestiones morales. Cuando se funciona con este método es difícil el diálogo y la mirada prospectiva.
La moral creativa o interrogativa se mueve en la continua tensión dialéctica entre las normas y principios generales, por una parte, y los casos concretos, por otra. No se limita meramente a "aplicar normas". Reflexiona sobre los éxitos y fracasos pasados, individuales y colectivos, trata de pensar por sí misma, juzgar honradamente (no por obediencia ciega), decidir y actuar responsablemente. Como habría dicho Lonergan, más que reglas, esta metodología nos ofrece "un marco de creatividad". Es, además, ecuménica, en el sentido más amplio de la palabra, ya que busca el terreno común en el que podemos converger con otras personas que, aunque no compartan la misma cosmovisión, sí pueden compartir la preocupación común por el futuro de la humanidad y de la vida.
El capítulo cuarto será largo, con enfoques sobre cuatro áreas temáticas o cuatro menús del curso de Moral. Creo que del énfasis unilateral en uno u otro de esos cuatro enfoques, así como del modo imperativo o interrogativo de tratarlos, se derivan métodos muy diversos de elaborar la moral, de practicar la decisión moral y de asumir la tarea de la educación moral. Al usar la palabra enfoque estoy pensando aquí en una comparación muy sencilla. Supongamos que sobrevolamos a vista de pájaro el campo de la moral y enfocamos con un reflector desde lo alto. Vamos a enfocar sucesivamente cuatro zonas. No están divididas entre sí con lindes precisos. Bastará que se mueva un poco el reflector para que abarquemos parte de la zona siguiente. En cada una de estas cuatro zonas de enfoque hay que realizar hoy día importantes revisiones de método y contenido. Se intentará en el capítulo correspondiente. Aquí me limito a dejarlas enumeradas en los cuatro apartados siguientes: a) motivaciones morales, b) normas y principios morales, c) conflictos morales, d) fallos morales.
Después me concentraré, en el capítulo quinto, en los cinco pasos del proceso de discernimiento y decisión moral, especialmente cuando se trata de cuestiones difíciles en las que hay que dedicar tiempo para buscar salidas y tomar decisiones. Habrá que ponderar las herramientas con que afrontamos cada situación. Los pasos del proceso de discernimiento moral, sobre los que reflexionaré, son los siguientes: 1) actitudes básicas, 2) informaciones concretas, 3) honradez de pensamiento, 4) ayuda de otras personas, 5) decisión responsable de acuerdo con la propia conciencia.
Finalmente, en el capítulo sexto, reflexionaré a l hilo de la encíclica Evangelium vitae, centrándome en tres temas nucleares suyos: la moral de la vida, el personalismo y la solidaridad. Será una aplicación de la moral de interrogaciones a temas concretos, sugiriendo el puente entre la moral general y la particular.
1 SEGALLA G., "New testament Ethics: A Survey (1933-1976)", Theology Digest 27(1979)3-8
2 MALLOY E.A., "The Christian Ethicist in the Community of Faith", Theological Studies 43(1982)399-427
3 M. MORENO, "Moral autónoma y ética de la fe", Proyección 36 (1989) 199-214
4 COOPER E.J., "The Fundamental Option", Irish Theological Quarterly, 39(1972)383-392
5 GILLEMAN G., El primado de la caridad en teología moral, Desclée, Paris 1952; TILLMANN F., Handbuch der katolischen Sittenlehre, Patmos, Düsseldorf 1953; HAERING B., La ley de Cristo, 1959
6 L’Osservatore Romano, 27 Julio, 12-13. Sus palabras recuerdan las de Pío XII en la Humani generis (AAS, 1950, 568).
7 The Tablet, 10-VI-89, 660

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